viernes, diciembre 09, 2005
Noche de Entrega (I)
Enfundada en un ajustado y escotado traje negro que permite mostrar más que sugerir la turgencia de mis pechos donde la cremallera termina, sólo unas sandalias negras de tacón como complemento.No llevo tanga ni medias.Me miro en el espejo por última vez antes de ir en busca de mi AMO y postrarme a sus pies con mis brazos extendidos hacía adelante y mi cabeza totalmente inclinada mostrándole mi sumo respeto.- Tu esclava esta preparada mi SEÑORMe ordena incorporarme y desfilar ante Él y darme una insinuante vuelta por el salón.Su mirada es de aprobación.No sé donde quiere llevarme aquella noche. Tan sólo sé que me ha prometido que será una noche especial.El trayecto en coche es corto, llegamos a una casa en las afueras de la ciudad.Observo que hay un par de coches más aparcados en la entrada al jardín.Al detenernos en el umbral para llamar mi DUEÑO me venda los ojos. De nuevo la seda de su pañuelo negro, con sus iniciales en blanco besa mis ojos y me sume en la oscuridad de mi ciego abandono a los deseos de El.Confió en El pero un cierto nerviosismo ante lo inesperado se apodera de mí.Pero un solo gesto: la tibieza de su mano aferrándo mi mano me devuelve el sosiego.Oigo como pulsa el timbre, unos pasos que se acercan, la puerta que se abre.Ninguna voz. Ningún sonido familiar. Ya hemos entrado a la casa.Puedo caminar así, a ciegas si El me acompaña. Me tranquilizó.Mi AMO me conduce por un largo pasillo hasta una habitación, oigo como da la luz de la misma y me imagino que pronto podré ver donde me encuentro. Pero al parecer esos no son los planes de mi DUEÑO y sigo con el pañuelo en mis ojos.Me ayuda a tenderme en una cama y ata mis manos al cabecero de la misma. He de guiarme por los sonidos del metal para adivinar qué esta sucediendo.Con una cadena ceñida por mi cintura abraza mi cuerpo a la cama. Mis piernas ceden ante su presión y he de adoptar una posición muy abierta, noto como abrocha las tobilleras y como ata las mismas a los pies del lecho.Inmóvil, encadenada, con los ojos vendados…sin saber donde estoy oigo la puerta y como ha entrado alguien más a la estancia, oigo pasos…no sé si es una persona o son varias…Siento sus labios levemente depositar un beso en mis labios, su mano que acaricia con suavidad mi rostro mientras me pregunta si estoy bien y ante mi respuesta afirmativa noto como se incorpora de mi lado.Se mueve por la habitación, apenas se aleja y vuelve…para ponerme una mordaza en la boca. Y oír como a continuación se cierra la puerta y pasos que se alejan.Me pregunto si estaré sola o si habrá alguien más allí. Había oído pasos entrar pero no puedo saber que ha sucedido.No sé si estoy sola. Privada de todos mis sentidos mi respiración se acelera.Soy una prisionera en aquella habitación. Pero estoy tranquila, mi AMO me ha conducido allí, sé que velará por mí.Mis pensamientos vuelan…la impaciencia por saber que planes tiene El aquella noche me devora.Deseo complacerle, ser capaz de asumir con obediencia y sumisión todo lo que mi DUEÑO haya dispuesto hacer...No hay límites, no hay reservas en mí. Confió en El y sé que no le defraudaré, que cumpliré todas sus órdenes. Deseo demostrarle mi entrega…Permanezco en la habitación sola durante bastante rato. Pierdo la noción del tiempo.Y me voy adormeciendo pensando en mi DUEÑO, en momentos vividos, en sensaciones disfrutadas…voy recreando en mi mente mis avances como sumisa, mi deseo acrecentado cada día por ser su esclava…Y entonces el sonido de la puerta me despierta de aquel sopor, oigo pasos que se acercan a la cama pero no distingo ninguna voz conocida.Ignoro si esta mi DUEÑO entre aquellos sigilosos visitantes pero sigo permaneciendo tranquila.Noto como una mano se aproxima a mí y entonces una mano empieza a deslizar la cremallera de mi vestido, justo hasta la cintura, donde topa con la cadena q envuelve mi cintura. Quedan mis pechos al descubierto y siento como son mis pezones acariciados y pellizcados por unas manos extrañas.Me siento expuesta en aquella cama e intento relajarme. Es mi AMO quien me ha conducido hasta aquella habitación y todo cuanto sucede sé que él esta controlándolo, que esta cuidándome. Tan sólo estoy cumpliendo sus deseos.Y entonces me sorprende una mano que sin mayores preámbulos se introduce en mi sexo. Esta húmedo. El deseo me invade ante aquella insólita situación.Me siento allí en aquella cama propiedad de mi DUEÑO. Soy suya. Le pertenezco.Mi voluntad es suya.A nada que El desee voy a resistirme porque su placer es mi mayor deseo(…..)Tras alejarse aquellos pasos de la habitación vuelvo a oir abrirse la puerta, ante mi sorpresa son unos tacones de mujer los que resuenan en la estancia.Siento su perfume cerca de mi.Me despoja de la mordaza y Ella me da un beso en los labios.Luego me desencadena de la cintura. En silencio me dedico a sentir el roce de aquella mano que va recorriendo mi cuerpo en una caricia y liberandome de mis ataduras a la cama.Me ayuda a incorporarme. Sigo con los ojos vendados.Y una vez estoy de nuevo en pie, sintiendo el entumecimiento de mis piernas y brazos que poco a poco recobran la sensibilidad , Ella vuelve a ponerme la mordaza. Mi vestido sigue con la cremallera bajada hasta la cintura y Ella deja que la desnudez de mis pechos asome libremente.Salimos de la habitación y me conduce a una nueva sala. Oigo el murmullo de voces. Sé que hay un número indeterminado de personas.Pasos que se aproximan .De nuevo soy acariciada, tanteada…y atada.Imagino que a una cruz por la postura que me hacen adoptar.Suena el primer chasquido y casí sin percibir aquellos pasos que se han aproximado mi pecho recibe el primer golpe, seco, contundente. Inevitablemente mis ojos se anegan de lagrimas ante aquella embestida de latigazos que mi cuerpo recibe sin cesar.No puedo emitir ningún grito, la mordaza sigue sellando mi boca.Deseo saber que mi AMO esta allí, necesito sentirle, no sé si es El quien me esta castigando…
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1 comentario:
Ella: ¿Por qué se circunscribe y gravita el relato casi en exclusiva sobre la piel de ella?
Tú: La ficción se apodera de la pluma, la realidad recoge sus frutos.
¿Tienes alguna hipoteca con la vida, Sara?
Un cálido beso, si lo encuentras. Tu amigo, Ricardo
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