viernes, diciembre 09, 2005

En la fiesta (III)

mi AMO salió de la bañera y me ordeno que saliera tras Él. Tuve que secarle con una toalla que con suma delicadeza pasee por su piel eliminando la espuma que se había quedado como nubes de algodón prendida en su cuerpo.
Seguí con mi toalla en el cuerpo esperando que me diera alguna orden. No veía ropa en la sala de baño para vestirme.
Él se vistió de nuevo y me ordeno que me quitara ya la toalla y me arrodillara frente a El.
La sala estaba ya caldeada, no tenía frío y deje deslizar mi toalla hasta el suelo,para cumplir con su orden.
Me puso unas tobilleras y unas muñequeras y volvió a abrochar su collar en mi cuello con la cadenita sujeta.
Desnuda tuve que salir a gatas trás él sin saber a donde se dirigían sus pasos.
Volvimos a pasar por la Sala donde estaban los otros Amos con sus esclavas y cuando nos vieron llegar detuvieron sus actividades y se acercaron a hablar con mi Amo.
Pasamos a una sala contigüa donde había dispuesta una mesa con tan sólo tres cubiertos.Adornada la mesa con velas y una chimenea detrás que daba calidez al ambiente y creaba un agradable y confortable clima en el que no resultaba molesta la desnudez.
Se sentaron los Amos en la mesa y nosotras tuvimos que permanecer al lado de cada respectivo Amo esperando que dieran por terminados sus platos.
No sabía cuando teniamos que cenar nosotras pero nada dije. Lo cierto es que empezaba ya a tener hambre y ver la viandas dispuestas en la mesa me abría más el apetito.
Ante mi sorpresa los Amos terminaron la cena y siguieron sin darnos permiso para levantarnos ni cenar nada. Tampoco teniamos permiso para hablar.
De vez en cuando mi Amo acariciaba mis pechos o mi pelo, y seguía cenando.
La situación era excitante, me sentía totalmente a su disposición, sin tener permiso para hablar ni pedir nada. Tan sólo esperar sus ordenes.
Nos hicieron levantar tras retirar los platos de la mesa y tuvimos que tumbarnos las de una en una sobre la mesa, mientras las otras esperaban arrodilladas.
A cada una nos rociaron con chocolate, tras anudarnos los brazos y tobillos a las patas de la mesa.Era un chocolate del que se usa para adornar y dibujaron en nosotras sus respectivas iniciales para luego rociar nuestros pezones y sexo.
Mi AMO se aproximo a mi y lamió mis pezones, de vez en cuando notaba como pequeños mordiscos pero en lugar de dolerme sentía como mi sexo se mojaba de un modo imparable.
Después lamió mi sexo,que rebozado de chocolate se bañaba en placer, sintiendole deslizar y acariciarme con su lengua, que jugaba con mis labios y mi clitoris y me hacía retorcer de placer.
Me sentía dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de que no se detuviera en aquella chocolateada degustación que me hacía perder los sentidos...
Tuve un orgasmo sobre la mesa y después espere en el suelo mientras las otras esclavas eran chocolateadas por sus respectivos Amos.
Arrodillada, al lado de mi Amo me sentía como una perrita ansiosa y deseosa, abandonada totalmente al placer del sexo que mi Amo sabía despertar en mi...
Una vez todas tuvimos nuestra ración de chocolate fuimos atadas en las poleas del techo, las tres desnudas frente a frente,tan sólo con las tobilleras y muñequeras de esclava y rozandose nuestros pezones ante el mínimo movimiento.
Nos vendaron los ojos a las tres.
Los Amos empezaron a azotarnos de un modo indiscriminado.
Sentí los azotes en mi espalda, latigazos en mis nalgas, mis muslos castigados sin piedad por aquellos azotes que no sabía ni de donde procedían.
Oía los gemidos y quejidos de las otras esclavas que se fundian con los míos.
Intentabamos no quejarnos fuerte pero ellos parecían arreciar cada vez más con los fustazos y latigazos.
Estabamos siendo castigadas sin piedad y mi sexo seguia humedo del placer de estar sirviendo a mi Dueño y sentirme tratada como su esclava.
No había en ese momento nada tan importante para mi como sentir el castigo de mi Dueño, sentirme usada, utilizada para su placer.
Desear que estuviese disfrutando de mi cuerpo, que era suyo...
Fui desanudada y segui con los ojos vendados. Las otras esclavas parece que seguian anudadas juntas.
Mi Amo me quito la venda de los ojos y me dio un beso en la boca que correspondi con fiereza posando mi lengua en sus labios y deseando fundirme en Él de tanto deseo que contenía mi cuerpo...
Pero aún no había llegado el momento...
Primero me ordeno que lamiera los pezones de las esclavas.
Era algo que ya había hecho alguna vez asi que no me costo esfuerzo empezar a juguetear y chupar los pezones de ellas.
Mi Amo me llevaba de una a otra, y mientras yo me agachaba para chupar sus pezones y succionarlos intentando arrancar en ellas gemidos de placer,porque sabía que mi Amo gozaría de la estampa.
Él me azotaba en el culo,que quedaba asi ofrecido,mientras yo estaba inclinada.
Los latigazos caian sobre mis nalgas y espalda.
Al mismo tiempo los otros Amos recorrian mi cuerpo con sus manos, tocaban mis pezones, jugaban con mi sexo y jugaban acariciando a las otras esclavas.
Y todo en mi cuerpo era puro sentir placer, en aquella situación...Cada vez los gemidos de las esclavas subían de tono y cada vez yo estaba más mojada.
Y entonces mi Amo me ordeno que me arrodillara frente a cada esclava y que les lamiera su sexo.
Jamás habia hecho algo asi, me causaba incluso repugnancia pensarlo.
Me resultaba humillante tener que lamer a otra mujer, no me apetecía la idea y pensé que no iba a hacerlo, que mi Amo comprenderia mi reticencia.
Pero mi Amo deseaba verme así, arrodillada y sometida frente a las otras esclavas.
Le mire a los ojos, no podía hacerlo.Me detuve.
Hubo un silencio en el que los otros Amos esperaron.
Entonces mi Amo descargo su latigo con furia sobre mi espalda.
- Arrodillate perra, cumple lo que te ordeno.
Nada más necesite oir, le pertenecia, debía obedecerle. Yo había dejado de ser libre, le pertenecia y era él quien gobernaba mi cuerpo para su placer.
Me arrodille frente a una de las esclavas...

No hay comentarios: