miércoles, noviembre 08, 2006

Vidas Secretas ( II )



(Gäel)

Timothy se acercó al rincón donde estaba Andrea esposada y le acarició con su mano,repleta de infinita ternura, la mejilla,resbalando por su cara hasta detener sus dedos sobre sus labios esperando que ella respondiera agradecida con su lengua a las dulces caricias.
Andrea, dócil como una perrita, lamió y beso la mano de su Dueño.
George permanecía en el umbral de la puerta observando la escena.
Jamás hubiese podido imaginar que podría ver a Andrea arrodillada, desnuda, hermosa y entregada al placer de su Dueño.
Timothy se dio ligeramente la vuelta para indicarle a George con un gesto de su cabeza que se aproximara a ellos, mientras Andrea seguía lamiendo su mano dulcemente, recorriendo con su lengua dedo a dedo, perdiendo sus labios en aquella adorada mano y saboreando con sumo placer la piel de su propietario.
Cuando George se detuvo al lado de ellos pudo apreciar aún más, la hermosura de la mujer y también que estaba marcada. Descubrió un piercing azul en su ombligo y que llevaba los pezones anillados.
Sintió una tremenda admiración por los avances que su amigo, Timothy, había conseguido de su esclava.
- Andrea, saluda a nuestro invitado como debes, ya sabes que esta visita de George es en calidad de Amo, además de amigo, y que esta noche te cederé a él, es la única prueba que tenemos pendiente de superar en tu adiestramiento.
George ofreció a Andrea su mano y ella mostrando la misma complacencia con que había lamido a su Dueño le beso y acarició con su lengua.
Tras este recibimiento Timothy procedió a desatar las cadenas que la unían a la pared y le ordenó que se posicionara en el suelo como una perrita, ofreciendo la esplendida visión de su contorneado trasero.
Entonces Timothy cogió una pequeña paleta que había encima del potro, situado a su lado, y se la ofreció a George.
- Se inician las clases de hoy y Andrea ha sido muy mala alumna, ¿Tendremos que castigarla, verdad George?
George asintió con la cabeza y sin proferir palabra alguna inició aquel castigo, azotando a Andrea en sus nalgas con la pequeña paleta.
Ella permanecía en silencio, sin variar un ápice su posición, lo que le agrado a George que sin contar los azotes, no detuvo su castigo hasta que el trasero de ella estuvo lo suficientemente enrojecido.
Cuando dio por finalizado la tanda de azotes Timothy comprobó paseando su mano por el sexo de ella la humedad que delataba el placer de la mujer en aquella situación.
- George creo que a nuestra putita le ha agradado el castigo, seguramente habremos de ser mucho más duros con ella esta noche si no queremos que no nos pierda el respeto. ¿Qué sería de nuestra reputación como Amos si estamos regalando el placer a nuestra sumisa sin que nos haya aún complacido? – dijo Timothy en tono irónico.
- Tienes razón Timothy, habremos de ser mucho más duros con ella…- respondió George mientras observaba como a Andrea se le escapaba una fúrtiva lágrima por las mejillas.
Timothy, quizás sin darse cuenta de aquellas lágrimas, abrochó una cadena más fina al collar de Andrea, y la conminó a seguirles gateando, abandonando la fría estancia.

sábado, noviembre 04, 2006

Vidas Secretas ( I )



- Pasa George, has sido puntual.
George franqueó la puerta de la casa y tras colgar su abrigo en el perchero de la entrada se adentró tras su anfitrión que caminando lentamente esperaba a que le siguiera su invitado hacía el interior de la casa.
Hacía frío en la calle, George agradeció la calidez con que le envolvió la vivienda en cuanto cruzó el umbral, se sentía algo nervioso puesto que desde hacía varios días no había podido dejar de pensar en otra cosa: La cita ineludible que aquella noche se iba a fraguar en aquella casa.
Había pasado ya mucho tiempo, varios meses, desde que Timothy y él se habían confesado sus deseos y fantasías más ocultas. Y fue una agradable sorpresa descubrir que ambos eran practicantes del sadomasoquismo y que ese tipo de relación en el que ostentaban la dominación sobre la mujer era para ellos un modo de vida.
Fue entonces, en esa trascendental conversación cuando George descubrió que Andrea, la compañera de Timothy era en realidad también su esclava.
Siempre había deseado a Andrea, era una mujer muy atractiva, morena, de pechos exuberantes y figura elegante. Andrea era para él la encarnación de la sensualidad y sin saber que realmente esa era su condición, más de una vez había fantaseado con la posibilidad de que ella fuera una esclava con quien compartir momentos de placer.
Pero sentía un profundo respeto hacía su amigo Timothy y jamás se insinuó ni mostró su interés hacía Andrea, entre los tres se había entablado una peculiar relación de amistad y camareria y nunca observó entre su amigo y ella ningún pequeño detalle que le indujera a pensar que eran Amo y esclava.
George tras su separación, ocurrida unos meses antes de aquella vital conversación con Timothy, no había vuelto a tener ninguna pareja estable, había gozado de la compañía esporádica de alguna mujer, había retozado en algún lecho ajeno pero no se había interesado ya en especial por ninguna fémina puesto que una vez separado había decidido que su próxima compañera había de ser una mujer que compartiera también sus gustos sadomasoquistas. Sabía que resultaría difícil llegar a conocer a una mujer que cumpliera dicho requisito y que le satisficiera como mujer y compañera, que se convirtiera en su cómplice, en su amante y en su sumisa .Pero estaba decidido a esperar el tiempo suficiente para lograr aquel sueño : Gozar de su condición de Amo de una bella mujer y sentir como día a día iba moldeándola y educándola para él.
Timothy se detuvo ante una de las puertas.
- ¿Esta aquí ella? – preguntó George.
Timothy asintió con la cabeza y extrayendo una llave de su bolsillo abrió la cerradura.
La estancia estaba en penumbra pero podía apreciarse que estaba decorado de un rústico modo, paredes forradas de piedras que simulaban el interior de una mazmorra, grilletes en las paredes, cadenas, un potro, una jaula y poleas en el techo.
En el fondo de la estancia se podía apreciar la silueta de una mujer arrodillada y encadenada a la pared con gruesas cadenas que partían de las muñequeras de sus brazos.
George se estremeció al distinguir su figura.A pesar de la oscuridad de la estancia su perfil de blanca diosa desnuda destacaba en el cuarto llenando de luz y pensamientos prohibidos el lugar.
Ella les miró y sonrió dulcemente, bajando luego su cabeza y agachando su mirada.
George sintió una ola de deseo surcar su cuerpo, al verla así, ofrecida e inmovilizada, serena y dulce esperando que su Amo, Timothy entrará en la habitación.
Había llegado el momento que tantas veces había soñado.