miércoles, marzo 15, 2006

No hay red



Sin condiciones. Sin límites.
Tu riges ya mi cuerpo y mi alma.
No lograba salir de mi laberinto emocional, no me atrevía a arriesgarme pero tampoco podía olvidarte.
Seguía dando tumbos a ninguna parte negándome lo que sentía, que era tuya.
Y tú esperaste. Comprendiste. Supiste.
Porque mi entrega había sido real y no podía dejar de pertenecerte por mucho que luchará contra mi verdad, y tú lo sabías. Yo te pertenecía.
Tuve que luchar contra mis miedos e inseguridades y erradicar todos los pensamientos que sólidamente se habían aferrado a mi mente, diseñados durante años por mi imaginación y educación.
Fui mi propia rival en este combate desde el principio perdido.
Y por primera vez en mi vida venció la sumisa a la mujer, porque ya nada podía apartarme del camino que me conducía hasta ti, mi Dueño.
Me abandono a ti, nada espero, estoy en tus manos y confío en ti.
Como tu deseabas. Sin condiciones. Sin límites.